La finalidad de la terapia es recuperar la movilidad de los diferentes tejidos (muscular, articular u orgánico-sistémico), ya que esta restricción es la causante del dolor o disfunción. Una vez hecha una primera valoración el tratamiento se adaptará respetando la necesidad y el ritmo de cada persona.
Son variadas las lesiones que podemos encontrar en la persona adulta: musculoesqueléticas, inflamatorias, viscerales, circulatorias, etc. Cada persona presenta sus características propias de lesión y dolor, así como su forma subjetiva de vivenciarlas. En atender todas las variables posibles estará la solución del problema. No podemos olvidar que en estos tiempos que corren, el estrés es un factor común (laboral, familiar, social…).
Son grandes los cambios que se dan a todos los niveles cuando un bebé va a venir al mundo. Los cambios en la madre gestante son a nivel físico, fisiológico y emocional. Consideramos importante tener un buen equilibrio general durante el embarazo y también de cara al parto. Una vez que la criatura ha nacido, será importante que madre y bebé se encuentren sanos para que el desarrollo del núcleo familiar sea armónico.
Durante estas etapas, el cuerpo está en continuo crecimiento respondiendo a los estímulos que perciben diariamente. A menudo estas respuestas pueden generar tensiones físicas así como diferentes dinámicas que entorpecen el funcionamiento general de la persona, dando lugar a problemas o dificultades. El tratar estas tensiones y dinámicas es aportarles recursos y bienestar, y también es un camino para poder entender su proceso de crecimiento.
El estudio de la anatomía y la fisiología son claves para saber utilizar en cada caso las técnicas de fisioterapia que sean necesarias.
Las movilizaciones de las articulaciones, el buen estado tensional de la musculatura, la terapia manual o los ejercicios terapéuticos dirigidos son una herramienta importante en el proceso de recuperación.
